En la Haftará de Parashat Emor, el profeta Ezequiel enseña sobre las reglas para los Cohanim (sacerdotes) que servirán en el Tercer Templo, que se construirá en una fecha futura (no especificada). Es muy detallado todo lo que los Cohanim deben hacer y usar, por ejemplo, prendas específicas, mantener el cabello bien cortado, no pueden beber vino mientras realizan sus deberes sacerdotales, no pueden entrar en contacto con un difunto (a menos que sea familia directa) y tienen prohibido algunos tipos de vínculos maritales prohibidos.
Los Cohanim debían de compartir su saber con el pueblo, explicando y enseñando que es sagrado y que es profano, que es puro y que es impuro. Eran como jueces dentro del pueblo, dictaminando según la Torá. Y por último no se les debe dar una porción de la tierra en Israel. Dado que lo divino es su porción, y participan de los Korbanot (sacrificios) y ganaban de algunos de los diezmos.
Los Cohanim, para aquellos días tenían un rol fundamental de divulgadores. Las personas que viven de enseñar deber de estar constantemente abierta a todos los conocimientos, las enseñanzas y lo que pueda mejorarlo como educador. Hoy les propongo que nos imaginemos y pensemos socialmente, todos juntos, como pueblo e individuos con un compromiso con el saber y el compartir para que cada día podamos continuar construyendo un judaísmo, una cultura y una sociedad que soñamos. Cuanto más descubramos el valor de enseñar, más nos vamos convencer de todo aquello que nos falta por aprender.
¡Shabat Shalom!
Wally Liebhaber