La Parashá Devarim es la primera del quinto y último libro de la Torá, libro que en hebreo se titula Devarim – palabras – , o Deuteronomio por el nombre que toma en la traducción griega, deuteros nomos, Segunda Ley, por considerar Primera Ley la recibida por Moshé en el monte Sinaí. La Biblia Griega es también conocida como Septuaginta o Biblia de los Setenta. Esta versión – la más antigua conocida en griego – fue utilizada por los iehudim influenciados por la cultura griega y el uso de su idioma, radicados fuera del Reino de Yehuda. Debemos mencionar que la cultura griega en épocas de exilios diaspóricos ha registrado en la cultura hebraica influencias helénicas subsistentes hasta la actualidad.
En el Libro – Sefer – Devarim, Moshé se dirige a todo el pueblo de Israel al final de los cuarenta años de la salida de Egipto, si bien en ésta parashá dice que habló en el desierto. Realmente no estaba en el desierto sino en las estepas de Moav. El texto nos dice que Moshé habló del otro lado del Jordán, mencionando nombres en el desierto, en la estepa, frente al (mar) Rojo, entre Parán, Tófel, Laván, Jatzteirot y Di Zaav.
Comienza Devarim con una gran diferencia con respecto a los precedentes libros de la Torá que tienen por protagonista a Moshé, Shmot, Bamidbar y Vaikrá, es decir del segundo al cuarto libros. En ellos siempre nos dice el texto “Vaidaber Hashem el Moshé leimor”, y habló el Hakadosh Baruj Hu a Moshé a decirle. Es decir, Moshé habla en nombre de D’os, es quien transmite al pueblo de Israel la palabra divina. En el Libro Devarim es Moshé quien habla. El texto comienza “Eile hadvarim asher diber Moshé el kol Israel…”, Estas son las palabras que habló Moshé a todo Israel. La palabra “kol” – todo – pretende que nadie pueda decir yo no estuve, si hubiera estado lo hubiera discutido.
Respecto a los lugares que Moshé menciona con sus nombres, algunos incluso no corresponden a los lugares a que se refiere. Los Sabios del Talmud – Jajamim – interpretan que en realidad son alegóricos a transgresiones que cometieron al salir de Egipto. Moshé pretende reprimir al pueblo de Israel pero en forma tangencial, solapada. La travesía desde el monte Sinaí hasta Yerikó hubiera insumido aproximadamente once días pero, debido a las transgresiones que cometieron recién después de cuarenta años pudieron arribar ahí. Del texto surge “a los cuarenta años en el undécimo mes en el primero del mes, habló Moshé a los hijos de Israel según todo lo que había ordenado D’os respecto a ellos.”
El undécimo mes se refiere al mes de Shvat si se comienza a contar a partir de Nisan, de ahí que los Jajamim deducen que Moshé falleció el 7 de Adar, concluyendo que Moshé transmitió las enseñanzas contenidas en el libro Devarim en sólo algo más de cinco semanas, o sea las últimas cinco semanas de su vida. Moshé le recuerda y reprime al pueblo de Israel por las faltas graves que cometieron desde la salida de Egipto, cerca de su muerte y no anteriormente, ante la posibilidad de tener que repetirlo y posiblemente hubiera resultado sobrecargado pero, al hacerlo solapadamente, se limita en su no menos extensa exposición a mencionar los nombres de los lugares donde respectivamente ocurrieron los hechos. Esta interpretación la sostienen entre otros el exégeta Rashi. Incluso Rashi sostiene que Moshé comenzó sus enseñanzas recordando al pueblo toda la gran cantidad de transgresiones en que incurrió desde el Exodo mediante la mención de los nombres de los lugares donde ocurrieron las faltas. Otra interpretación perteneciente a Ramban (Najmánides) consiste en considerar las palabras de Moshé como que se refieren a los Mandamientos y, los primeros cuatro capítulos son el preámbulo a esas palabras.
El libro Devarim le pertenece íntegramente a Moshé, en que interpreta y enseña las palabras de la Torá, interpretación del Rab. Soloveichyk, que sostiene que Moshé no sólo fue el encargado de transmitir la palabra de D’os sino que además fue el maestro que enseñó y explicó dichas palabras. Es la razón por la cual a Moshé se lo apoda Rabeinu – Nuestro Maestro -. El Sefer Devarim por constituir un cuerpo de enseñanza y explicación suele denominarse Mishné Torá, Repetición de la Ley y, constituye una herencia y un testamento por parte de Moshé.
En el cap. 1 párr. 5 leemos “ en la orilla del Jordan del lado de Moav comenzó a explicar ésta Torá…”, claramente se refiere a la explicación de los mandamientos. Según Rashi Moshé explicó la Torá en muchos idiomas, símbolo que en el futuro a donde resultaran llegar los iehudim como consecuencia de su largo exilio, independientemente del idoma del lugar seguirían estudiando la Torá en el idioma que entendieran.
La designación de jueces y el sistema judicial, implica otra de las situaciones que tendrán que tener presente a la hora – próxima por cierto – de ingresar a la tierra de Israel – Erets Israel – , a la cual tampoco él ingresará por castigo divino. El cruce del Jordán y el ingreso a Erets Israel ya no será bajo su tutela sino la de Yehoshua Bin Nun y deberán aprender a vivir bajo otras condiciones terrenales, cultivar la tierra, criar ganado, procurar sus alimentos, que hasta ahora el Eterno les proveía todas sus necesidades, ordenándoles que compraran sus alimentos con plata dado que tenían riquezas que el Eterno les proveyó. Moshé sólo les recuerda lo que en su momento Yehoshúa y Kalev ben Iefuné – los dos de los doce espías que presentaron un informe positivo – omitiendo el informe de los diez restantes por su espíritu desalentador, pesimista y falta de confianza en el Eterno.
En el final de la parashá cap. 3 párr. 18 leemos “… D’os vuestro entregó a ustedes la tierra ésta para heredarla. Armados pasarán delante de vuestros hermanos los hijos de Israel, todos hombres de guerra. En párr.. 19, “Solamente vuestras mujeres, vuestros niños y vuestro ganado …quedarán en sus ciudades”, es decir todos los aptos para la guerra, unidos. Finalmente Moshé recuerda lo dicho en su momento a Yehoshúa “… tus ojos vieron todo lo que ha hecho el Eterno tu D’os…”.
Cuánta enseñanza podemos extraer. Con la fe, la fuerza física y espiritual, la unión y la inteligencia adaptada a la realidad de las circunstancias que nos tocan atravesar, venceremos al igual que en circunstancias pretéritas. Nuestros hermanos aquí en Israel, los JAIALIM, soldados que van alistados a la batalla con sonrisas y confiados en ellos y en sus compañeros de cuerpo, por eso lo escribo con mayúscula, por su valentía, coraje, abnegación y espíritu de cuerpo. Faltaría a la sinceridad si no tuviera en mi mente y en mi sentimiento profundo guardadas las lágrimas imposible contenerlas cuando diariamente recibimos las trágicas informaciones de los que caen en su bravura convencidos que el sacrificio del más preciado valor de su ser, la VIDA – JAIM – lo brindan en defensa de su libertad, su hogar, sus seres queridos y el futuro de sus hijos de vivir en dignidad.
BEIAJAD AM ISRAEL JAI
Joshua Chameides