Haftarat Vaigash

¿La fiebre mundialista se puede comparar con los tiempos mesiánicos? Perdonen si estiro la analogía pero lo que hemos vivido en Argentina estos días se parece mucho a esa idea de unidad, que trasciende cualquier división. De eso habla la Haftará esta semana. Veamos: Comienza con D´s dando instrucciones al profeta Iejezkel para que tome dos trozos de madera y los inscriba con los nombres de los reinos judíos Iehuda y Iosef. D´s dijo: “Acércalos el uno al otro para que parezcan uno, y se unirán en tus manos”. El comentarista Radak interpreta esto en el sentido de que Iejezkel debe sostener las piezas una junto a la otra, y se unirán milagrosamente en una pieza sólida de madera. Explica que esto se refiere a la futura unificación milagrosa del reino judío. Las piezas individuales de madera representan los reinos separados de Israel.

Más allá de contar con la bendición a la dinastía de David Hamelej (rey David) el reino de Israel, esto no impidió la fragmentación. Poco después del fallecimiento de Shlomo Hamelej (rey Salomón), el imperio sufrió una grave división. Yeravam ben Nvat, descendiente de la tribu de Iosef, lideró una poderosa rebelión contra la dinastía de Judea y se hizo con el control de la mayor parte de la nación judía. La división fue tan intensa que el bando secesionista de Iosef cortó los vínculos con sus hermanos, para no volver jamás a ellos. Sin embargo, el profeta Iejezkel profetizó que estos reinos acabarían reuniéndose y formando una unidad inseparable. La unificación será tan perfecta que no dejará rastro de ningún debate anterior. El sentido de parentesco de la nación será tan grande que se comparará a una pieza sólida de madera, vacía de toda facción y fragmentación.

Casi siempre que leí o escuche algo sobre los tiempos mesiánicos (sino mal entendí) lo que más se destaca es la unidad, la común unidad. Sepan perdonarme queridos lectores , pero, todavía mi cabeza y cuerpo no salen de esa sensación mundialista (es más fuerte que yo). Creo que lo que mis ojos presenciaron era 1/10 de esos tiempos (saquémosle a aquellas personas que en vez de construir terminan destruyendo), personas abrazándose a desconocidos, sin preguntarle a quien votas o qué crees, chicos y chicas corriendo felices, gente ayudando a que otra persona logre algo, otros que le devuelven un celular robado al dueño, encontrando un documento y gritando para que el propietario aparezca, personas que se acercaron a un geriátrico para hacer felices a los abuelos y abuelas cantándoles! Había unidad, había cohesión social, había colores y una idea que estaba por encima de todo.

Iejezkel continúa y afirma: “Y Yo los purificaré, y serán una nación para Mí, y Yo seré Di-s para ellos… Mi Presencia Divina reposará sobre ellos… para siempre”. (37:23,28) Estos versículos predicen la fase final de la unidad: la unificación del pueblo. En la era mesiánica se cumplirán todos los aspectos del acuerdo.

Yo no sé en qué cree cada uno/a y hoy no se trata de debatir eso pero hoy después de todo lo vivido las palabras del profeta Iejezkel se volvieron posibles, lo vi y viví. Si lo logramos una vez estoy seguro que lo vamos a poder repetir. Elijo creer.

Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Parashat Vaigash

“El hombre de fé ve el mundo con asombro como un niño” Abraham Ioshúa Heschel.

Quien tiene fé entiende que a pesar del caos que ve alrededor existe un orden, confía en que cada ser humano tiene un destino, cada cual tiene un desafío y un por qué en este mundo.

Aquel que se sigue asombrando a pesar del paso del tiempo es quien tiene la capacidad de mirar la vida, la historia, y encontrarle un sentido.

Es aquel que encuentra a Dios donde otros no lo ven.

En esta Parashá el hombre de fé es Iosef, alguien que a pesar de todo lo difícil que tuvo que atravesar en su vida, renace, y se re piensa como ser humano, con ideas claras y firmes entendiendo que la vida sin fe es una vida vacía sin sentido.

“Por favor, acérquense a mí”, les dijo Iosef a sus hermanos. Cuando se acercaron, él dijo: “¡Yo soy Iosef su hermano! Ustedes me vendieron a Egipto.

Ahora, no se preocupen ni se sientan culpables por haberme vendido. ¡Dios me ha enviado delante de ustedes para salvar vidas!”

Fueron posiblemente muchos años para Iosef de procesar el dolor del rechazo familiar, de creer que su mismo padre lo entregó a sus hermanos, de tratar de no vivir enojado todos los días por lo que le hicieron, de no llevar una vida basada en el rencor y el odio.

Es desde este lugar que él reconstruye su relación con la vida misma, donde se sigue asombrando por su alrededor y donde él ayuda a otros también a asombrarse. Especialmente confiando que todo “malo” que le sucedió, tiene una respuesta en su vida y un para qué.

Que este anteúltimo Shabat de Bereshit nos encuentre atravesados por la fe, podamos trabajar la idea de que todo puede ser diferente si lo miramos con otros ojos. Donde hasta el peor de los dolores se puede convertir en un llanto que abrace el alma y nos haga entregarnos a una vida plagada de energía.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Haftarat Miketz

Reyes I, 3:15-4:1

Shlomó despertó…y he aquí que era un sueño…

A partir de aquí la Torá nos relata la conocida historia de las dos mujeres que habitan juntas y solas y dan a luz con pocas horas de diferencia.

Cada una duerme con su bebé recién nacido (cosa que hoy sabemos que nunca debe hacerse), y una lo aplasta y mata y cambia su hijo muerto por el hijo vivo de la otra.

En el medio de la terrible tragedia se desata una pelea, ¡de quién es el hijo muerto y de quién el vivo!

¿Qué sueño tan extraño!?

¿Sigue el sueño? O el narrador de la Haftará en realidad no nos lo dice.
No sabemos cuál es el sueño…sólo sabemos que podemos decir a manera de metáfora que Schlomó soñaba con ser un rey sabio y justo y lograr la unificación de su reino con Ierushalaim como capital.

Este sueño lo cumple.

La madre que prefiere que el hijo viva no le importa si la otra lo tiene, deja celos y envidias de lado y sólo reina su amor de madre, así sabe el rey dónde está la verdad.

También así Shlomó cumple con su deseo de unificación y logra que Israel siga vivo.

Por su buen juicio, nos dice el profeta, fue el rey Schlomó rey sobre todo Israel.

En la Parashá, a la cual está Haftará acompaña, Iosef resuelve los sueños del Faraón.

También de esta manera y a través de los acontecimientos logra unirse nuevamente con sus hermanos.

Por juzgar con equidad, por su sabiduría y su buen juicio, El rey Schlomó logró la unificación y opulencia de su estado y su figura trascendió las fronteras de su reino.

Janucá, que llega con sus luminarias nos anuncia también un reinado unificado, recuperado, que los macabeos supieron ganar y con valentía y grandeza espiritual.

Que las luces de Jánuca nos inspiren a tener algo de esa sabiduría, buen juicio y unificación que la lucha de cada día nos promete.

Shabat Shalom Umeboraj!
Jag Jánuca Sameaj!
Norma Dembo

Parashat Miketz

Estamos viviendo la hermosa fiesta de las luces, conocida también como la fiesta del milagro. ¿Cuál fue el milagro verdadero?

Algunos dicen que el milagro fue que el aceite que encontraron luego de la destrucción del Templo, duro 8 días, otros que en realidad el milagro fue haber encontrado el aceite, y otros que el milagro fue que alguien, sabiendo que la destrucción terminaría, esconde un aceite apto para la Menora esperando que otro alguien lo encontrase.

Una mano para otra mano, sin ningún tipo de esperanza divina.

En Jánuca somos llamados a encender nuestra Janukia en la ventana que da a la calle, y el motivo de esto es que aquellos que estén del otro lado del vidrio, aquellos que no tengan a donde ir, se encuentren con nuestras luces y en ellas la esperanza de poder encontrar un norte.

En el paso del tiempo entendimos, que no hay posibilidad de esperar a que algo suceda, sino rezar con los pies y ser nosotros hacedores de grandes milagros.

Venimos estudiando la historia de Iosef, aquel gran Rey de los Sueños, quien tuvo la suerte o mala suerte de que todo, absolutamente todo le saliera mal.

Me explico:
– Nace siendo hijo preferido, sus hermanos lo odian.
– Crece solo y al querer juntarse con los hermanos, es tirado a un pozo y vendido a Egipto como esclavo.
– Crece en Egipto hasta transformarse en alto jerarca del país entero y vuelve a ser arrojado a otro pozo con forma de cárcel, donde pasa tiempo allí, volviendo a ser nadie, querido por nadie.

Pero Iosef, tiene algo que lo hace único. Iosef es un soñador.

El nunca deja de soñar para volver una nueva vez a lograr sus sueños.

Todos en algún momento somos Iosef, sentimos que vamos de pozo en pozo, que todo sale mal, pero nunca debemos dejar de soñar para llegar alto.

Todos somos una vela de Jánuca en la ventana de nuestro hogar. Tenemos la oportunidad de ser luz y milagro para los nuestros, y los que están afuera.

Sepamos todos, que los milagros no caen del cielo. Los verdaderos milagros, salen de tus manos y tus pies.

Shabat Shalom Amijai!
Jag Sameaj
Sem. Brian Bruh

Haftarat Vaieshev

Amos 2:6 – 3:8 / עמוס

Esta semana leemos la PARASHÁH VAieSHeV – del libro BeReISHiT
Siempre es útil conocer un poco el contexto de la Haftará, que es la parasha.

Esta semana la energia presente es VAieSHeV, y los temas, entre otros de esta porción son Iaacov con sus 12 “principes”, cuyo favorito es Iosef, de 17 años se establece en Jevrón. Iosef recibe un trato preferencial por parte de su padre Iaacov y esto provoca malestar entre sus hermanos. Iosef por su parte se muestra distinto a sus hermanos con ciertos comentarios que hace respecto de dos sueños que tiene, que profetizan que él esta destinado a gobernar sobre ellos, y esto empeora la situación.

Shimón y Levi (dos de sus hermanos) planean matarlo, pero Rehuvén sugiere, a cambio, arrojarlo en un pozo, con la intención de volver más tarde y salvarlo. Mientras Iosef está en el pozo, Iehuda lo vende a una caravana de Ishmaelitas. Los hermanos manchan el saco especial de Iosef en la sangre de un cabrito y se lo muestran a su padre, haciéndole pensar que su más querido hijo fue devorado por una bestia salvaje.

Iehuda se casa y tiene tres hijos. Y se desarrolla una serie de dramas familiares entre hijos, esposas…. venganzas y traiciones al mejor estilo culebrón mexicano.

Mientras Iosef que fue comprado como esclavo por una caravana que fabricaba perfumes, luego lo lleva a Egipto y vendido a Potifar, el ministro encargado de las carnicerías del Faraón.

Iosef tiene otro drama pasional con la esposa del faraón, que desea al muchacho; Iosef se niega a estar con ella, y esto desencadena otro dramon que lo llevara a la cárcel por muchos años.

Pero Iosef, talentoso como pocos, vuelve a sacar ventaja de esta situación y se convierte en Ministro del Faraón y bueno…continúa la historia…

Entonces, volviendo a la Haftará de esta semana, el profeta Amós reprende a Israel por una larga lista de pecados y advierte un duro castigo. Pero entre los últimos profetas, la profecía de Amós tiene algunas características distintivas. En lugar de centrarse en las costumbres idólatras de Israel, como hicieron la mayoría de los que compartían la línea de trabajo de Amós, ofrece una crítica aguda del comportamiento interpersonal entre los israelitas.

Amós describe las formas en que los ricos en Israel oprimen a los pobres: “Han vendido por plata a los que tenían una causa justa, y a los necesitados por un par de sandalias… ustedes que pisotean la cabeza de los pobres en el polvo de la tierra” ( 2:6-7). Este mensaje, así como otros gritos similares a lo largo del libro de Amós.

Amós condena esta hipocresía. Él recuerda todo el bien que Dios ha hecho por los israelitas, a saber, sacándolos de la tierra de Egipto y destruyendo a los amorreos, para que pudieran establecerse en su propia tierra. Además, afirma Amós, Dios nombró profetas y levantó nazareos entre Israel, para mostrar al pueblo el camino correcto, para que no pecaran. Pero Israel se negó a escuchar: “Hiciste beber vino a los nazareos y ordenaste a los profetas que no profetizaran” (2:12).

La segunda parte de la haftará presenta una serie de siete preguntas retóricas que usan diferentes metáforas para transmitir un mensaje: es posible observar los eventos y comprender qué los causó.
Intenta ejemplificar que cuando Dios castigue a Israel, el pueblo podrá ver que fueron sus propias acciones las que provocaron la ira de Dios.

Las primeras tres preguntas de Amós son: “¿Pueden dos personas caminar juntas sin haberse conocido previamente? ¿Un león ruge en el bosque cuando no tiene presa? ¿Acaso una gran bestia lanza un grito desde su guarida sin haber hecho una captura? (3:3-4).

Cabe recordar que Las Haftarot, son elegidas por nuestros sabios acompañando el sentido del relato de cada parasha, y está siempre relacionado o vinculado con la Parasha de esa semana.

Esta haftará se lee con Parashat Vayeshev debido a una frase.

Y nos referimos a la frase que en la pArasha hace alusión al accionar de los hermanos de IOsef, que, de alguna manera ha definido el rumbo de la historia, la frase que cambiado el destino del relato.

La frase de Amos que hace referencia al episodio aludido es la segunda parte del pasuk (2:6) que dice:
“… han vendido por plata a aquellos cuya causa era justa” (2:6). Amós está haciendo un comentario sobre la injusticia que estaba ocurriendo en su propio tiempo.

Pero sin duda, encontramos la alusión perfecta al relato de la parasha, referido al momento en el que los hermanos de Iosef después de pensar en matarlo, de deciden a venderlo, encontrando en esta accion, una suerte de atenuante a su deseo.

Conectan la crítica de Amós con los eventos de Parashat Vayeshev, cuando los hermanos de José lo venden a los madianitas por 20 piezas de plata (Génesis 37:28).

Lo que cabe pensar es, ¿cómo se resuelve un problema? ¿Qué se hace frente a un inconveniente? ¿Se lo mata, se lo aleja, se lo sepulta? ¿Será?

No hay tiempo ni distancia que haga desaparecer un problema.
Iaacov, Iosef y sus hermanos han tejida complejas tramas y han dado grandes nociones de como resolverlos.

Los problemas nos encontraran donde sea que estemos, y es nuestra responsabilidad, hacernos de las herramientas para abordarlos.

Conozco el mejor taller de herramientas.
Se llama ToRAH
BIEnVENIDOS AL TALLER!!

SHABAT SHALOM UMEBORAJ
Y JAG SAMEAJ, TIEMPO DE MILAGROS
Silvia Dvoskin

Parashat Vaieshev

 “Quien come del fruto del conocimiento siempre es expulsado de algún paraíso.” (Melanie Klein)

Hace algunas semanas, durante la clase de Tora del hermoso espacio de Shajarit en nuestra comunidad, el Rab Ale Avruj, nos trajo la idea de leer el texto en una profundidad tal, que nos conecte con una historia única que se va repitiendo una y otra vez a lo largo del texto, especialmente en Bereshit.

Esta única historia, comienza con la primera, con Adam, Java, el paraíso, el fruto y la expulsión.

Este enfoque, que fue tan interesante y revelador me llevo a descubrir en la parasha de esta semana ese mismo patrón.

Tanto a Adam como a Iosef, se les reveló un conocimiento. El primero al comer del árbol, el segundo a través de sus sueños. Si bien las circunstancias de acceso a ese saber son diferentes, la consecuencia fue la misma para ambos. La expulsión del paraíso a Adam, de su hogar a Iosef.

Entonces, otra vez la gran pregunta: ¿el conocimiento está prohibido? ¿Saber siempre implica una expulsión…?

No pretendo responder estas preguntas, pero tal vez, teniendo en cuenta la explicación de nuestros sabios, aproximarme a alguna reflexión.

Al comienzo de esta Parasha, de una manera abrupta aparece Iosef. El segundo pasuk comienza diciendo: “…estas son las generaciones de Iaacov…” Esperaríamos que después de esto comenzara nombrando a todos sus hijos siguiendo el orden cronológico, pero no, el texto introduce directamente a Iosef , y dice de él que tenía diecisiete años y que era un joven, NAAR (en hebreo).

Avanza el relato, Iosef sueña. Nosotros, que conocemos como sigue la historia, sabemos que esos sueños fueron premonitorios, o sea que Iosef recibió un conocimiento de futuro muy importante.

Entonces, si era su destino, ¿por qué desató tanto desastre? Tal vez, el remarcarnos que era un NAAR, (joven) nos de alguna una pista.

Iosef soñó y a través de estos sueños recibió un conocimiento que su juventud o inmadurez, no le permitieron procesar y rápidamente corrió a contarlo. No hubo ese importantísimo tiempo de maduración de la información que permita direccionarla, medir consecuencias, tener en cuenta el impacto que pueda generar en los otros y en uno mismo una verdad tan contundente. Dicen nuestros sabios, que el conocimiento simbolizado por el fruto emplazado en medio del paraíso sería para Adam solo que se apuro a tomarlo. Aún no estaba preparado para recibirlo y tal vez su juventud e inmadurez (recordemos que hacía pocas horas había sido creado) hicieron que se precipite a aprehenderlo desatando el desastre que ocurrió luego.

No hay nada malo en el conocimiento, estamos llamados a conocer, expandir nuestra conciencia, crecer, solo que tener el don del conocimiento implica también una responsabilidad. Cierta madurez que nos permita reflexionar, ese tiempo interno de digestión que sirva para comprender el valor de esa información y como ésta puede impactar en nosotros y en los que nos rodean. Estas historias nos muestran dos maneras de cómo puede ser utilizado el conocimiento, para el bien, ayudando aexpandir nuestra conciencia o para el mal, despertando emociones adversas que nos introduzcan en una rueda de malentendidos y sufrimiento. El problema no es el conocimiento en sí, sino lo que hacemos con él.

Según este enfoque Iosef Y Adam, no estaban preparados aún y por lo tanto no supieron qué hacer con la luz que recibieron. Adam tuvo miedo. Iosef se vistió de vanidad. Tuvieron que perder sus paraísos y comenzar el camino de recuperarlo. Lo que los diferencia, es que Iosef con mucho trabajo y dolor lo hizo, recuperó su paraíso, tal vez por eso nuestros sabios lo apodaron Iosef a Tzadik (Jose, el justo).

El verdadero conocimiento, muchas veces implica perder un paraíso, se cae un velo de cierta inocencia y nos empuja a salir de nuestras zonas de confort. Se nos pide asumir esa verdad con madurez y emprender el camino de retorno que nos permita ser merecedores de esa luz y así, a través nuestro, se produzca la redención tan anhelada.

Ojalá, que siempre podamos acceder a un conocimiento que nos impulse a crecer, que al recibirlo tengamos la madurez necesaria para reflexionar y comprender de qué manera esa luz puede ayudar a transformarnos y a transformar el mundo con responsabilidad y amor.

¡Shabat Shalom!
Grace Cobe

Parashat Vaishlaj

EL QUE LUCHA NUNCA PIERDE

Era Iaakov un hombre práctico. Y tomó medidas para el encuentro con su hermano Esav, para encontrar “gracia” ante sus ojos…para no ser atacado.
Nunca parecen ser fáciles las relaciones con nuestros familiares como nos recuerda Rambán y nos invita a tomar esta situación como ejemplo de algo a ser aplicado a generaciones futuras…las nuestras por ejemplo.
¿Cómo continuará la lucha con los Esav que Israel encuentre en su camino?

Como temió Iaakov por su familia la puso en resguardo todo lo que pudo, estratégicamente.
Y hecho esto se quedó solo aquella noche, y nos cuenta la Torá que un hombre luchó con él hasta despuntar el alba y al no poder ganarle éste torció la articulación del muslo de Iaakov en su lucha.
El ángel lo da por vencedor.
Luchó Iaakov por una bendición, seguramente aquella que alguna vez usurpó, y ahora la consiguió genuinamente, sin bajar los brazos, sin disfrazarse de otro, sin tener que escapar.
“No más Iaacov será llamado tu nombre, sino Israel…”
No más “retorcido”, ambiguo, sino recto.

¡¿Quién podría decirse a sí mismo que siempre es Israel o siempre es Iaacov?!
Nuestro Libro nos habla de nuestra vida, de cómo somos, y nos lo muestra a través de nuestros patriarcas.

Y se reencontraron en paz, pero Esav no quiso tomar lo que Iaacov le ofrecía, él dijo que también tenía mucho.
Más allá de pensar que verdaderamente los dos habían logrado su riqueza material hay una especie de desprecio en la conducta de Esav. Podemos leerla como un mensaje a Iaakov de que no necesita aplacar su ira porque ya dejó de lado su encono.
Pero también podemos escuchar “ De vos no quiero nada”
Hay un algo enojoso en eso de no aceptar un regalo, en un”no es necesario”, no necesito lo que me ofrecés.
Y se separaron los dos, sus posesiones eran muchas y necesitaba cada uno su espacio.
Inevitablemente nos trae el recuerdo de Abraham y Labán y las elecciones de cada uno en la vida.

Y ganó Iaakov la partida, porque luchó, esa fue su gran victoria, no bajó los brazos durante toda la pelea.
El ángel le dice “ Ki Sarita “, no porque venciste sino porque luchaste.
Y luchó más allá del miedo y la angustia que tuvo.
Tuvo miedo de morir pero también seguramente tuvo miedo de matar.

Que podamos en este Shabat Vaishlaj encontrarnos con nuestras ambigüedades y podamos luchar y entonces vencer.
Tendremos a D’s siempre a nuestro lado si no bajamos los brazos y luchamos cotidianamente por un mundo mejor para todos.
Recordemos que Israel es
“ …un hombre lapidado, incendiado
y ahogado en cámaras letales,
un hombre que se obstina en ser inmortal
y que ahora ha vuelto a su batalla,
a la violenta luz de la victoria,
hermoso como un león al mediodía”
Jorge Luis Borges

Shabat Shalom uMeboraj!
Norma Dembo

 

 

 

Haftarat Vaishlaj

Ovadia 1:1-21

La Haftará de esta semana, no lleva al profeta Ovadia, y nos coloca frente al libro más pequeño de todo el Tanaj. Solo veintiún versículos componen “Todo” este libro. Y como sabemos las casualidades no existen, pero es muy llamativo que el segundo versículo de este pequeño libro nos dice “He aquí, que te he hecho pequeño entre las naciones, eres despreciado en sumo grado”(Ovadia 1:2)

Claramente aquí tenemos un mensaje para poder descubrir y aprender algo del texto de nuestro pequeño profeta.

Quiero compartir con ustedes en esta oportunidad una definición, de uno de mis rabinos de cabecera el Rab Jonathan Sacks Z”L

“Israel siempre fue un país pequeño, el hogar de un pueblo pequeño. Sin embargo, lo que nuestros antepasados lograron allí transformó el horizonte espiritual de la humanidad. Allí fue donde los profetas enseñaron cómo servir al único D´os, de quien somos hijos; allí fue donde Eliahu dijo la verdad con toda la fuerza, Oshea relató el amor de D´os y Amos habló de Su justicia. Allí fue donde Mijá dijo: ‘¿Qué es lo que te pide D´os fuera de que actúes con justicia y bondad y que camines con humildad junto a D´os? Allí fue donde el Rey David entonó cánticos y su hijo, Shlomó, construyó el Templo. Y aunque a menudo muchos no estuvieron al nivel de los elevados ideales de D´os, generación tras generación surgieron hombres y mujeres visionarios que le recordaron al pueblo su destino como un pueblo sagrado en una tierra sagrada. Sus enseñanzas nunca murieron, y tienen la fuerza de seguir inspirándonos”

Para ratificar esto, vemos que en la parashá, que después que a Iaakov, le ponen el nombre de Israel D´os le promete La tierra que le dio a Abraham y a Itzjak (Breishit 35:12) Nunca le prometió grandes extensiones de tierra, ni tampoco le prometió ninguna clase de Imperio ni grandes dominios sobre los otros pueblos.

Para ser un gran pueblo, luz para las naciones, no hay que ser un pueblo grande. Y para ser una gran persona, no es necesario ser muy poderoso ni acaudalado. Por esta razón el nuevo nombre de nuestro tercer patriarca, en lugar deישראל Israel, podemos leer tambiénישר אל Iashar El, recto es El. D´s pretende de nosotros que seamos personas rectas y con una gran personalidad y con la capacidad necesaria para poder controlar nuestros impulsos.

Ahora podemos entender por que nuestro profeta Ovadia se encarga de resaltar todas esas malas cualidades que han florecido dentro de los descendientes de Esav completamente opuestas a las que “El” pretende de nosotros su creación. Y si observamos también lo que nos desarrolla nuestro Rabai Sacks Z”l  vemos que solo se preocupa por detallarnos con sumo cuidado, conceptos en los que lo que se resaltan son los valores. Y eso debería ser nuestro principal propósito para lograr esa rectitud que se anhela de nosotros como personas.

Es por eso mis queridos amigos que en este Shabat Vaishlaj nuestro profeta no invita a que busquemos fuerzas internas en nuestro espíritu para poder ir en ese camino recto tal como lo hizo el patriarca Iaacov para poder convertirse en Israel.

Shabat Shalom
Ari A. Alster

Haftarat Vaietze

Nuestra Haftará habla del Profeta Oseas, el profeta denuncia la infidelidad del pueblo para con Di-s y revela el amor de Di-s, comparable al del esposo que perdona a su esposa infiel o al del padre que ama a su hijo rebelde.

Tambien en la Parashá encontramos las dudas de Yaakov y su falta de confianza, sobre todo en si mismo.

En la Parasha de la semana pasada leímos como Yaakov “roba” la bendición, de su hermano, haciéndose pasar por él. La lectura que le dimos es que tanto Rivka, su madre, como Itzjak, su padre, lo estaban incentivando a animarse a ser él. Recordemos que le pusieron el nombre Yaakov porque nació agarrado del talón de su hermano Esav. Y cuando tuvola oportunidad de hablar con su padre y pedirle una bendición, le mintió y le dijo que era Esav porque seguía agarrado al talón de Esav.

Por eso tuvo que irse. De ahí el nombre de la Parashá Vaietze (y Salió). Se fue de su casa, de su vida, de las tiendas donde estaba asentado, se fue de su comodidad. No solo escapando de su hermano (alguna vez tenia que soltar su talón) sino que se fue para buscarse a el mismo.

La Parashá nos cuenta que en el camino se acostó a dormir sobre unas piedras y allí tuvo el varias veces retratado sueño de la escalera que llegaba al cielo con ángeles que subían y bajaban. Los sabios dicen que esos ángeles representaban los imperios en los que vivimos los hijos de Yaakov. Que subieron y luego cayeron. Los Babilonios, los griegos, los persas, los romanosy todos los imperios que tuvieron su apogeo y luego cayeron.

Cuando se despierta dice una frase extraña, “ciertamente estaba Di-s en este lugar y yo no lo sabia” En Hebreo Yo no lo sabia se dice “Lo Iadati” (el “ti” final significa yo) pero Yaakov dice “Anoji lo Iadati” es como que esta repetido el YO. Nuestros sabios leen esta frase de manera diferente y explican que lo que dijo Yaakov fue: “Estaba Di-s en Este lugar, pero YO no ME conocía” Yaakov se estaba culpando por no conocerse y no confiar en su potencial.

Llama la atención la imagen de una escalera al cielo, con Di-s al lado de Yaakov haciéndole promesas de todo tipo de éxito, le promete la tierra y le promete descendencia, pero un Yaakov que no se anima ni siquiera a preguntar si puede subir a la escalera. Definitivamente a este Yaakov (el que nació agarrado al talón de su hermano) le faltaba mucho para convertirse en Israel (el que lucho con personas y con ángeles y ganó)

Subirse a una escalera al cielo da miedo, miedo a lo nuevo, miedo a caerse, miedo a no poder. Mas aun es estos tiempos donde lo que a veces tenemos adelante no es una escalera al cielo sino un pequeño escalón, un desafió o un cambio. Las preguntas que nos hace Oshea son;

¿Crees lo suficiente es Di-s como para creer en vos?

¿Te animas a renunciar a lo que crees que sos para tratar de descubrir lo que podes llegar a a ser?

La respuesta que da la parashá esta en su título, Vayetze. Yaakov tuvo que salir, despegarse de su casa, de sus padres, soltar el talón de su hermano, y así conocerse, confiar en su potencial , confiar en las promesas que le hizo Di-s y así transformarse en el padre del pueblo de Israel.

Shabat Shalom
Fabian David Holcman