El Templo
Para su proyecto se tuvieron en cuenta varias ideas centrales. Por un lado, tendría que tratarse de una construcción segura a prueba de posibles atentados. Por el otro, con el fin de despojarlo de aristas, existía el deseo de que el templo se asemejara a una tienda de campaña en el desierto. Además, una premisa fundamental era que el diseño pudiera contribuir a enriquecer la acústica. Y, por último, había que ubicarlo alejado del muro de la calle y rodeado de jardines. Todo esto se cumplió minuciosamente.
Vincular la arquitectura al arte arrojó resultados prodigiosos. La sorprendente acústica, comparable a los mejores teatros del mundo, se logró con la estudiada combinación de distintos recursos, entre los que se destacan el cielorraso con paneles que forman una trama especialmente diseñada, los dos muros inclinados laterales a modo de branquias con escamas de madera colocadas especialmente a una determinada distancia una de otra. La calidad de los conciertos que se realizan aquí es valorada por la experiencia personal de afamados artistas como Bruno Gelber, Shlomo Mintz, Pinchas Zuckerman, entre otros.
Se puede apreciar el énfasis puesto en la combinación de lo estético y lo espiritual a través de distintas expresiones artísticas. De hecho se logró una fuerte presencia de la simbología religiosa.